Determinantes sociales de la salud
Estamos asistiendo a un cambio de paradigma en la salud pública. Los organismos que velan por la salud de la población están promoviendo una nueva aproximación a la problemática de la salud de las personas y las comunidades, poniendo el foco en los determinantes sociales de la salud. En lugar de centrarse en las causas que provocan las enfermedades, hoy las preguntas están más enfocadas a identificar las diferentes variables de la vida de las personas que causan esas enfermedades, es decir, las causas de las causas.
Así como a principios de siglo los descubrimientos microbiológicos dieron origen a la bacteriología y, más tarde, los estudios epidemiológicos mostraron la importancia de los factores de riesgo en la génesis de las distintas enfermedades, hoy sabemos que el entorno social y las circunstancias en las que la gente nace, crece, vive, trabaja y envejece condicionan su curso de vida. Por tanto, la condición de salud (o de enfermedad) de un individuo o una población es consecuencia de la interacción de los distintos determinantes de la salud.
Uno de esos condicionantes de la salud son los determinantes biológicos hacen, que referencia a la herencia genética de las personas, también conocida como “programación biológica” o “capital de salud”. Nos referimos a los condicionantes que un individuo recibe de sus padres al nacer, por ejemplo la transmisión de alguna enfermedad (VIH-SIDA), la carencia de algún componente nutricional (hierro) o la predisposición a sufrir alguna alteración en el futuro (colesterol alto).
Las determinantes ambientales también tienen un rol fundamental en el curso de vida y producen un efecto acumulativo sobre la salud, que se manifiesta en la adultez y la vejez. Este determinante contempla factores tan diversos como la vivienda, el entorno urbano, la movilidad, el acceso a servicios de agua potable y redes de saneamiento, la exposición a contaminantes o las condiciones en las que se desarrolla el trabajo. La falta de acceso a agua potable y a redes de saneamiento e higiene o la inhalación de humo de combustibles en espacios cerrados son ejemplos de factores ambientales que producen enfermedad.
Los determinantes económicos tienen una implicación directa en la salud, porque se manifiestan en las posibilidades de acceso a toda una serie de bienes y servicios que se relacionan con la producción de salud, como una alimentación suficiente y adecuada, el acceso a la educación, una vivienda digna, la atención socio-sanitaria y las condiciones de trabajo. Las sociedades con peores niveles de desarrollo reflejan en sus estadísticas sanitarias las consecuencias de la pobreza, por ejemplo la desnutrición o la falta de acceso a la educación y la sanidad.
Por último, el contexto socio-cultural es otro determinante que afecta la salud de las personas en todas las etapas de su vida. La cultura de una sociedad incluye sus hábitos cotidianos, sus estilos de vida, sus costumbres, sus creencias religiosas; aspectos que condicionan de forma importante las decisiones cotidianas de esas personas y repercuten sobre su salud.
El mundo global en el que vivimos presenta tres características distintivas: un proceso de transición demográfica, con un decrecimiento en las tasas de natalidad y un aumento en la expectativa de vida que se traduce en el envejecimiento progresivo de la población; el crecimiento de la forma de vida urbana; y la migración de las personas. En este marco, el paradigma de los determinantes sociales de la salud nos obliga a pensar en la búsqueda de la equidad, con la disminución de las desigualdades en salud como el principal reto de futuro.
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