Estilos de vida y factores de riesgo
Enfermedades neuro-psiquiátricas
La salud mental es uno de los aspectos que más repercusión tiene en la calidad de vida de las personas y, sin embargo, es uno de los peor atendidos por los sistemas de salud. Se calcula que una de cada cuatro personas que visita un centro de salud tiene algún tipo de trastorno neuro-psiquiátrico que debería ser atendido por un profesional de la salud mental, pero según un estudio de la OMS sólo recibe atención especializada menos del 15% de las personas que la necesitan.
El miedo al rechazo, la estigmatización y la desaprobación social que tienen las personas con trastornos mentales a la hora de reclamar atención profesional y compartir el problema con su entorno más cercano es un obstáculo para su tratamiento. También lo es el hecho de que la mayoría de las personas no percibe ni asume que se trata de un problema de salud que debe ser tratado por profesionales. Además, los sistemas de salud por lo general tampoco disponen de recursos materiales y humanos suficientes para la atención de las enfermedades mentales, porque tiene su prioridad en el tratamiento y la cura de enfermedades “físicas”.
La enfermedad mental se caracteriza por un disturbio en el pensamiento, el estado de ánimo o la conducta de quien la sufre, que lleva a una ruptura con los códigos de convivencia; esto es, con el marco cultural y las normas establecidas por su comunidad. Puede afectar tanto a hombres como a mujeres, sin distinción de razas y edades (aunque algunas se manifiestan más a determinadas edades), y las manifestaciones pueden ser físicas, emocionales, cognitivas, perceptuales o conductuales. Las enfermedades más habituales son la depresión; el trastorno bipolar; la esquizofrenia; los trastornos producidos por el abuso de alcohol y drogas; el retraso mental; el autismo infantil; el Alzheimer y otras demencias, y la enfermedad de Parkinson. La migraña, los accidentes cerebrovasculares y los suicidios también constituyen una importante carga para la salud pública.
Los trastornos neuro-psiquiátricos tienen un impacto enorme en la salud de una población, y son causantes de una buena parte de la pérdida de calidad de vida. El mapa asociado nos permite apreciar la carga de enfermedad relacionada con los trastornos mentales, expresada en años de vida perdidos por discapacidad. Los países con niveles más altos de discapacidad provocada por enfermedades mentales (Islandia, Finlandia, Francia, Israel, Chile, Malta, Luxemburgo, México, Noruega, Suiza o Estados Unidos) pertenecen, en su mayoría, al grupo de países desarrollados. Los países con menores niveles de desarrollo parecen tener una menor carga de enfermedad mental, aunque es posible que estas diferencias se expliquen no sólo porque la incidencia es menor sino también por la falta de diagnóstico y tratamiento de la enfermedad mental. En los países menos desarrollados con altos niveles de mortalidad, los sistemas sanitarios son precarios y su prioridad es la atención de las epidemias que asolan a su población, con lo que los recursos destinados a la salud mental son escasos. Las proyecciones señalan que la carga de las enfermedades neuro-psiquiátricas en el año 2020 será del 24%.
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