Acceso a cobertura sanitaria
Producto Interior Bruto destinado a salud
Una de las obligaciones de todo gobierno es destinar recursos suficientes para cubrir las necesidades sanitarias de la población. Esto supone invertir los recursos necesarios para garantizar un sistema sanitario público que llegue a todos los ciudadanos, con infraestructuras adecuadas y personal cualificado. Aunque no son contabilizadas en el casillero de la salud, hay muchas otras inversiones que también pueden mejorar la calidad de vida de una población, como la instalación de redes sanitarias y de agua potable, la instauración de un sistema educativo que garantice el acceso universal a la educación básica o la construcción de carreteras que mejoren la seguridad vial.
Este indicador hace referencia a la inversión en términos relativos, ya que la inversión realizada en salud va de la mano de la fortaleza de la economía del país (Producto Interior Bruto). Así, un país desarrollado puede destinar un porcentaje relativamente bajo del PIB a la salud, pero si su economía es muy productiva seguramente será una importante inversión en términos absolutos; en cambio, un país con escasa capacidad productiva siempre tendrá una inversión insuficiente en salud, más allá de que destine un importante porcentaje del PIB.
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